21/2/21

Tú el cinco nueve, yo el doble dos.

 



Por supuesto que la ofensiva de los medios de difusión y los dirigentes cubanos contra la canción Patria y vida no obedece a ninguna indignación patriótica. Según me cuenta una amiga, la pieza musical se ha propagado como la pólvora en La Habana y se escucha como un himno de rebeldía. El gobierno que hasta hace poco solía silenciar las actividades de los grupos opositores― no ha tenido otra alternativa que salirle al paso con los medios de que dispone: la televisión, la prensa, el internet. Solo que las manipulaciones son objeto del escarnio público. El humor popular ha inventado el neologismo 'Menticiero' para bautizar al Noticiero de Televisión y es muy probable que quienes dan la cara en los reportajes tengan la sensación de estar haciendo el ridículo. Casi todo el mundo sospecha que quienes la emprenden contra Patria y vida son ciberclarias, voceros del gobierno, trabajadores amenazados por el régimen o figuras públicas, beneficiarias de la corrupción arraigada en la cúpula de poder. Como ha ocurrido recientemente, con las protestas del Movimiento San Isidro, el 27 de noviembre y el 27 de enero, el totalitarismo cubano ha sido tomado por sorpresa. Se ha visto forzado a acudir a respuestas torpes para contener la repercusión social del arte.

Todo parece indicar que se trata de un movimiento inflamable. Es el doble dos, el venidero 2022, que se insinúa en el estribillo de Patria y vida. Es un movimiento que está adquiriendo una vida propia. Los cubanos comienzan a experimentar la felicidad de gritar en las calles, de ensayar demandas jurídicas contra el poder y de expresar públicamente sus numerosísimas quejas, aunque tengan que pasar noches en un calabozo, recibir una golpiza, ser interrogados por los servicios de inteligencia, expulsados de sus centros de trabajo, lidiar con acusaciones ante los tribunales o exponerse a pasar temporadas en la prisión de Valle Grande. Los artistas, músicos, bloggers y periodistas independientes están logrando que la población salga a protestar. Esto no lo consiguieron los partidos políticos opositores. Desdichadamente la disidencia política está dividida, enfrascada en pugnas intestinas, infiltrada por los servicios de inteligencia y en ocasiones sujeta a los intereses de sus patrocinadores. Es posible que la población cubana comparta muchos de sus reclamos, pero otros como la libertad para los presos políticos o el respeto a los derechos humanos― les parecen lejanos, poco pragmáticos, y disociados de sus vicisitudes más inmediatas.

Los artistas están acudiendo a canciones, performances, videos y declaraciones en la red. Todas estas imágenes revelan que se está perdiendo el temor frente al poder. En pocos sitios del planeta las creaciones artísticas están teniendo tanta resonancia política como en Cuba. Esto se debe a que los espacios para la oposición han estado virtualmente clausurados desde los comienzos mismos del proceso revolucionario. Muy tempranamente, con su 5/9, el gobierno trancó el dominó. No solo ‘la calle es de Fidel’, como gritan las personas presionadas a participar en los mítines frente a los domicilios de los disidentes. También lo son las publicaciones periódicas nacionales, los medios de difusión masiva, las organizaciones de masas, las instituciones culturales y gran parte de los empleos del país.

Lo que el Estado cubano no puede controlar, aunque consiga restringirlo un poco, es el Internet y los archivos digitales. En gran medida, la resonancia de las protestas se debe a las posibilidades de divulgación que internacionalmente ofrecen los sitios web, los dispositivos digitales y las redes sociales. La sociedad cubana no está aislada de esa globalización. Ni las elevadas tarifas de ETECSA ni la censura de algunas páginas online han impedido que las imágenes circulen, a veces con sorprendente celeridad, dentro de la Isla. El Movimiento San Isidro, Tania Bruguera, los bloggers, youtubers, los periodistas que colaboran con las páginas web, Porno para Ricardo y los intérpretes de Patria y vida están abriendo una brecha desde la cual las opiniones que antes solo se rumoraban en el espacio doméstico están estallando en lugares públicos. Las calles ya no son solo de Fidel. La población empieza a disputarlas, a encarar a los represores y a defender a los que expresan las inconformidades.

De Internet a las calles, las insubordinaciones  están adquiriendo visibilidad en los propios medios controlados por el régimen. La prensa y la televisión se están viendo obligadas a mencionar a los activistas y artistas, aunque por el momento solo sea para difamarlos.

Nota: Agradezco el siguiente comentario de Yoel Díaz Vázquez en facebook:

Buen articulo Ernesto! Recuerda que esta brecha en lugares públicos para las opiniones ya la habían comenzado a abrir los exponentes del Hip Hop contestatario a partir del 2010, donde los temas musicales de Los Aldeanos y  Escuadron Patriota se escuchaban tanto de forma clandestina en toda Cuba como en Youtube. Y en los mismos espacios públicos de casas de culturas y otros eventos estos raperos arriesgaban muchísimo con el micrófono en mano para criticar fuertemente al gobierno. Motivo por el cual el estado destruyó el movimiento.

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