Así titulé a la entrevista que le hice a Gerardo Mosquera en diciembre pasado. Me apoyé en una de sus respuestas, donde el curador afirma:
Quisiera que el carácter utópico del museo-como-hub funcionase
como una "utopía concreta", en el sentido de Ernst Bloch, a diferencia
de lo que él llamó "utopía abstracta", resultado de la ilusión, el
voluntarismo, la imposición e incapacidad de interactuar con el mundo real.
En
una serie de correos electrónicos, Mosquera contestó a mis preguntas sobre la
socialización del arte a gran escala. Este es un problema que él ha
venido trabajando desde al menos 1977, con un artículo suyo publicado en La
Habana y posteriormente incluido en su libro Exploraciones
en la plástica cubana (1983). En la entrevista, Mosquera ofrece ejemplos e ideas concretas desde las cuáles podría alcanzarse una mayor integración del
arte en la vida cotidiana y también una comunicación más eficiente entre las
imágenes artísticas y el público.
Su
libro El diseño se definió en octubre
(La Habana, 1989) fue un texto muy novedoso en el entorno habanero, hasta el
punto de anticipar en más de dos décadas algunos de los problemas más candentes
del arte cubano del siglo XXI. Es decir, la necesidad de franquear los muros
institucionales, integrar el arte a los conflictos del presente y lograr una
participación más activa del espectador en las propuestas artísticas. En la
Cuba actual, el problema de la socialización del arte a gran escala es
particularmente desafiante, debido a la escasa resonancia de las creaciones
artísticas en los medios de difusión masiva y a la desmedida importancia política
que están adquiriendo los espacios públicos.
Dividí la entrevista en dos partes. Mi idea fue conservar un primer momento, dedicado a lo que Mosquera denomina “áreas
secantes de comunicación”, mientras en la otra mitad se habla del “Museo
como Hub”.
Para
leer la entrevista desde un inicio haga clic en este enlace.
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