Sandú Darie, Estructuras transformables, 1956 |
Hay al menos tres términos que resultarían muy útiles para acercarse a la idea de arte participativo. El primero es la noción de “obra abierta”, creaciones sobre las que el espectador podría intervenir y modificar sus rasgos estructurales y por lo tanto alterar las variables semánticas de la obra. Un buen ejemplo lo encontramos en las Estructuras Transformables, que el artista rumano Sandú Darie expusiera en la Habana en 1956, en lo que podría ser la más temprana muestra de arte participativo en Cuba. Darie construyó unas estructuras, hechas con varillas de madera, que el público podría mover y alterar.
Un ejemplo contemporáneo lo constituye la pieza que el artista Luis Trápaga, presentó como parte de la exposición We are porno, Sí (2008). Trápaga hizo unos consoladores con caramelo. Los espectadores podían tomar estas formas fálicas y emplearlas de diversas maneras, entre las que figuraban consumirlas y con ello diluirlas en la saliva y desgastarlas. Como se puede ver por las imágenes, el trabajo de Trápaga era también y en esencia, cómico. El humor es, me parece, unos de los rasgos dominantes del arte participativo en Cuba.
Luis Trápaga, We are porno, Sí (2008) |
Un segundo concepto que guarda relación con la idea de
arte participativo es la noción de “escultura como campo expandido”,
introducida por Rosalind Krauss, en un texto que es hoy lectura obligada para
cualquiera que se aproxime al arte contemporáneo. Básicamente Krauss observó lo
insuficiente que resultaba el concepto tradicional de escultura ante la
emergencia de obras que se apropian del entorno. No solo el término “escultura”
se vuelve inoperante para hablar de estas creaciones, sino que la
arquitectura o el paisaje, dejan también de funcionar como tales y adquieren
otras funciones (Krauss las define de manera negativa como “no arquitectura” y
“no paisaje”). Además, aunque Krauss no llegó a desarrollar esta idea, la
expansión de las imágenes en el espacio, implica algún grado de participación
del espectador con (o dentro de) la imagen. Paso a poner un ejemplo, tomado del arte cubano reciente.La artista Rachel
Valdés colocó un largo espejo en el Malecón. De cierta manera era en sí mismo
un muro que separaba dos visiones o, si pudiese decirse así, dos alternativas. Los visitantes verían reflejados frente al mar, que mientras dure la obra cubre una ciudad en ruinas, como un horizonte o una
esperanza, lo cual en el contexto cubano, guarda una relación directa con la
inmigración.
Rachel Valdés, Detrás del Muro, XI Bienal de la Habana, 2012 |
Un tercer concepto que me gustaría mencionar es el de
estética relacional, divulgado a fines de los noventa por el curador francés
Nicolás Bourriaud. En este caso, son las relaciones entre los espectadores las
que parecen constituir la esencia de la creación artística. El artista se
dedica a crear las condiciones para que se realicen dichos intercambios. Para la muestra colectiva Detrás del Muro (XI Bienal de la Habana), Inti Hernández construyó un banco circular. Quienes se sentaran allí, posiblemente
se sintieran inclinados a dialogar, seguramente por la proximidad física en que
se encontraban unos con otros. La invitación al diálogo es una alusión de
marcado contenido político; pero para hacer todavía más acentuada la
referencia, un segmento del banco parece evocar una posición de poder.
Inti Hernández. Bancontodos, Detrás del Muro, XI Bienal de la Habana, 2012 |
Otro
ejemplo de la estética relacional en Cuba lo encontramos en el Grupo DIP. Al igual que la muestra Cocodrilo Smile, es otro de los pocos ejemplos de mail art en Cuba. Las
siglas DIP quieren decir Departamento de Investigaciones Públicas. El nombre suena
un poco como un órgano de los servicios de inteligencia. El grupo comenzó a
enviar cartas con citaciones a direcciones particulares. Los destinatarios, sin
saber qué era exactamente aquello de Departamento de Investigaciones Públicas y
sin estar en contacto unos con otros, debían asistir a una hora determinada a
un sitio del Malecón Habanero. El DIP creó una congregación de personas que
desconocían los motivos por los cuales se estaban reuniendo. Fue un ensayo que
demostró que la capacidad de convocatoria de los servicios de inteligencia
cubanos podía ser usurpada con relativa facilidad.
Tania Bruguera, Logo del Partido del Pueblo Migrante, México, 2012 |
Dentro de esta estética relacional, me gustaría
detenerme en otro tipo de obras, que no solo propician que los espectadores
dialoguen entre sí. También se sirven de la institución arte para que se hagan
públicas voces que no poseen una suficiente legitimidad como para ser escuchadas. En casos
afortunados, las obras adquieren una vida propia como en el Immigrant
International Movement, fundado por la artista cubana Tania Bruguera, en
Corona, Queens. El proyecto se inició en el 2010 y tenía previsto durar por un
año. Ahora ha logrado extenderse hasta 2015 y se ha ampliado a Ciudad México,
donde tiene una nueva filial, El Partido del Pueblo Migrante. Desde el espacio del
arte podría surgir una representatividad cívica para los desposeidos o gestarse alguna voz para los inmigrantes.
Este
tipo de arte frecuentemente incluye el diálogo directo entre el artista y el
público. Y por diálogo me refiero no a cualquier intercambio de gestos, sino
específicamente a la producción de textos, sea en sus formas escritas o
habladas, donde el espectador puede decir algo que no le está permitido
expresar de manera pública.
En las entradas siguientes comentaré algunos ejemplos de este género de creaciones dentro del contexto cubano.
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ResponderEliminarHi Adriana,
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Best, Ernesto