En 1953, el pintor Mario Carreño
afirmó "mucho se ha hablado y escrito sobre la
abstracción en nuestro país"
(2001, 21). La frase podía leerse en un número de la revista
Noticias de Arte, que circuló
mensualmente entre 1952 y 1953. Y en efecto, las
discusiones sobre la abstracción
ocuparon un espacio notable en las publicaciones
periódicas del momento. Además de
las lujosas tiradas de Noticias de Arte y,
posteriormente, la Revista del
Instituto Nacional de Cultura -en la que el propio Carreño
tuvo a cargo la sección de artes
visuales- habría que agregar las palabras para los
catálogos de las exposiciones y
varias docenas de revistas, boletines y diarios. Los textos
que aparecieron en las páginas de El
Mundo, Carteles, Nuestro Tiempo, Bohemia, Gente,
el Diario de la Marina, Información
y muchas otras publicaciones1 conforman un
verdadero mosaico, todavía por
recomponer y donde, probablemente, existan piezas
definitivamente perdidas.
Habría que esperar hasta una fecha relativamente
reciente -el año 2001- para que
cuatro de aquellos escritos fuesen
reeditados por las investigadora Luz Merino-Acosta en
un dossier para la revista
Arte Cubano. Antes de esa fecha, sólo podían encontrarse
fragmentarias y escasas evocaciones
en las páginas de la crítica especializada. Los textos
de críticos de arte como Joaquín
Texidor, Rafael Marquina y Luis Dulzaides Noda o de
artistas como Mario Carreño, Raúl
Martínez, Hugo Consuegra y Sandú Darié, eran
virtualmente desconocidos dentro de Cuba. Una situación que empieza a
virtualmente desconocidos dentro de Cuba. Una situación que empieza a
despejarse en la actualidad.
Investigadores como Pedro de Oraa2, José Veigas3 y Elsa
Vega Dopico4 han publicado
esmerados estudios sobre las artes visuales cubanas en la
década de los cincuenta. A ello hay
que sumar la aparición de un libro fundamental:
Elapso Tempore (2002), la
autobiografía del pintor Hugo Consuegra, donde el autor
transcribió gran parte de los textos
que había compilado en su archivo personal. La
pluralidad que tuvo la crítica de
arte cubana de los cincuenta ha comenzado a
desenterrarse cinco décadas más
tarde.
En contraste con ese medio siglo de
silencio, los reproches de los intelectuales
del Partido Socialista Popular5 contra el arte
abstracto fueron divulgados con relativa
regularidad. En 1977, César López,
en sus palabras introductorias a una antología de la
crítica de arte de Juan Marinello,
habló del “tantas veces reeditado Conversación
con
nuestros
pintores abstractos” (Marinello, 1977, III). Los artículos de Portuondo
fueron
también publicados en más de una
ocasión6, del mismo
modo que vieron nuevamente la
luz los escritos de Carlos Rafael
Rodríguez, en el tercer volumen de su Letra
con Filo
(1980).
Si se examina la bibliografía en
torno al movimiento abstracto de los cincuenta en
las re-ediciones que se hicieron
después del triunfo de la Revolución hasta el 2001, no
puede dejar de llamar la atención el
lugar exclusivo y excluyente que tuvieron las críticas
que hicieron los representantes del
Partido Socialista Popular. Durante la Revolución, los
ensayos firmados por los
intelectuales comunistas usurparon el animado espacio de la
crítica de arte de su tiempo. Este
pequeño leitmotiv de la política editorial es un ejemplo
más del esfuerzo por re-escribir y
silenciar no pocos momentos del periodo republicano,
una práctica sistemática, todavía
activa hacia finales de los ochenta y comienzos de los
noventa7.
Este soliloquio era una distorsión que tendía a crear el efecto de que los
miembros del Partido Socialista
Popular desempeñaron un rol protagónico en las críticas
que circularon durante aquellos
años. Sin embargo, una revisión de las publicaciones
periódicas no permite confirmar este
supuesto protagonismo. Nada parece indicar que la
voz, por lo demás muy cohesionada,
del Partido Socialista Popular, haya ocupado un
lugar central en los debates
estéticos. Por el contrario, podría afirmarse que eran criterios
que permanecían en la sombra, entre
desestimados, marginados y prohibidos8.
Los textos de Portuondo, Marinello, y Rafael Rodríguez aparecieron en fechas posteriores
al "mucho se ha hablado y escrito sobre la abstracción" al que se refería Carreño. Las críticas de los
Los textos de Portuondo, Marinello, y Rafael Rodríguez aparecieron en fechas posteriores
al "mucho se ha hablado y escrito sobre la abstracción" al que se refería Carreño. Las críticas de los
intelectuales del Partido Socialista
Popular se iniciaron a raíz de la exposición Homenaje
a Martí
(enero-febrero, 1954), con el ensayo de José Antonio Portuondo Doble
insurgencia de la plástica cubana.
La revista de la Sociedad Cultural
Nuestro Tiempo, que
mantenía profundos y ocultos nexos
con el Partido Socialista Popular, apenas habla del
arte abstracto entre 1956 y 1959,
aun cuando parece atacar a los abstraccionistas, sin
mencionarlos directamente o
explícitamente9. Durante esas
fechas sólo se publicó en
Nuestro Tiempo una viñeta
firmada por Carreño y una breve nota con motivo de una
exposición de Zilia Sánchez en la
Galería Cubana (Año III, No.12, Agosto, 1956, s/p). La
revista vino a abrir una polémica
contra la abstracción precisamente en 1959,
coincidiendo con el triunfo
revolucionario, en un número dedicado a hacer un recuento
de los estragos de la tiranía
batistiana sobre la producción cultural. Rafael Rodríguez
redactó sus textos para Mensajes,
que era una publicación ilegal, y la primera edición de
Conversación con nuestros pintores
abstractos circuló de manera clandestina. El libro de
Marinello se imprimió en Santiago de
Cuba, en 1958, en un momento en que imperaba el
descontrol social y parecía
inminente que Batista tendría que ceder el poder. El escenario
artístico de Santiago de Cuba tendía
al conservadurismo en cuanto a la recepción de las
vanguardias. Allí se había arraigado
una Academia que en su momento
pudo rivalizar con la escuela de
Bellas Artes de San Alejandro de la Habana y que aportó
importantes nombres, como Collazo y
Tejada, a la historia del academicismo en Cuba
(Rigol, 251-263). Es decir, Conversación con nuestros pintores
abstractos apareció en
ambiente refractario a la avanzada
artística, si bien el pintor Sierra Badue, procuraba
promover el arte nuevo y hasta
gestionó una muestra de pintores abstractos, que tuvo
lugar en 1956.
La incidencia del Partido Socialista Popular en el campo artístico debió ser mucho
La incidencia del Partido Socialista Popular en el campo artístico debió ser mucho
más modesta de lo que harían pensar las re-ediciones posteriores al triunfo de la
Revolución.
Notas
1 Además de las siete publicaciones
anteriormente citadas cabe enumerar a las siguientes:
8) Arquitectura, 9) El Boletín
Colegio de Profesores de Dibujo y Pintura y Dibujo y Modelado, 10)
Buril.Boletín de la Asociación de
Grabadores de Cuba,11) Ciclón,12) Don, 13) Estudios. Mensuario de
Cultura, 14)Germinal, 15) Hoy
(Noticias de Hoy), 16) Instituto Nacional de Música, Revista y Programa, 17)
Inventario, 18) Latinoamérica Libre,
19) Mañana, 20) Mensajes, 21) Mensuario de Arte, Literatura, Historia y
Crítica, 22) Prensa Libre, 23)
Rescate, 24) Revista Cubana, 25) Revista Lyceum, 26) Tiempo, 27) El País, 28)
Excelsior, 29) El Crisol, 30)
Avance, 31) Alerta, 32) Pueblo, 33) La Mañana, 34) Tarde y 35) Ataja, 36)
Revista de Filosofía Cubana. 37)
Semanario de actualidad. 38) El Avance Criollo. 39) Espacio.
Publicaciones periódicas en las que
aparecieron escritos sobre arte y estética durante los años en los que la
abstracción fue una tendencia
artística muy vital dentro de Cuba.
2 Oraá, Pedro. Visible e Invisible. La
Habana: Letras Cubanas, 2006.
3 Veigas Zamora, José, Cristina Vives,
Adolfo V. Nodal, Valia Garzón, Dannys Montes de Oca. Memorias
Cuban
Art of the 20th Century. California: International Art Foundation, 2001.
4 Catálogos para exposiciones del
Museo de Bellas Artes: 1,2,3…11. La Habana: Museo Nacional de Bellas
Artes, 2003., La razón de la poesía.
La Habana: Museo Nacional de Bellas Artes, 2004. y Loló Soldevilla. La
Habana: Museo Nacional de Bellas
Artes, 2006.
5 Nombre que asumirá el Partido
Comunista Cubano desde 1944 hasta 1961. El Partido Comunista de Cuba
había sido fundado en 1925
(Estefanía, Carlos Manuel, La reconcentración stalinista:
http://www.cubanuestra.nu/web/article.asp?artID=10548.)
6 Estética y Revolución. Santiago de
Cuba: Editorial Oriente, 1963; Itinerario estético de la Revolución
Cubana. La Habana: Letras Cubanas,
1979, Ensayos sobre Arte y Literatura. La Habana: Letras
Cubanas,1982.
7 Rafael Cuesta de Arriba admite que
la crítica de arte es “una de las carencias temáticas de la producción
editorial cubana”(Pérez Cisneros,
v). No le falta razón. La voluminosa obra de Guy Pérez de Cisneros,
quien fuera el más destacado crítico
de arte cubano entre fines de los años treintas hasta comienzos de los
cincuenta, no vino a compilarse y
antologarse sino hasta el año 2000, aun cuando era un proyecto que Abel
Prieto tuvo en mente desde los
setenta (Pérez Cisneros, 2000, vii). Las lagunas editoriales sobre la crítica
de arte realizada en Cuba entre 1902
y 1958 eran todavía considerables en el año 1995, cuando se
reimprimió Puntos en el Espacio. de
Marcelo Pogolotti. Sin embargo, a partir del año 2000, se ha iniciado
una labor de rescate de la crítica
durante la República y han visto la luz libros fundamentales como Las
estrategias de un crítico (2000), La
sociedad cultural Nuestro Tiempo (2003), Memoria. Cuban Art of the
XX Century (2002) y Escultura en
Cuba.Siglo XX, estos dos últimos con exhaustivas referencias
bibliográficas.
8 El 27 de noviembre de 1953, Batista
firmó el decreto No. 1170, mediante el cual el Partido
Socialista
Popular pasaba a la
ilegalidad (Estefanía, Carlos Manuel, La reconcentración stalinista:
http://www.cubanuestra.nu/web/article.asp?artID=10548.)
9 En un texto anónimo, hoy atribuido a
Mirta Aguirre (Hernández Otero, 2001, 257).
Poco caso merecían, al ceñirse con más disciplina que talento, a la estética marxista y sus continuadores leninistas. Aunque recibieron justas críticas, como las escritas por Rodríguez Feo.
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