Fragmentos de un texto inicialmente publicado en ArtExperience:NYC, Vol. 1, No. 2, Primavera 201.
Cristina Iglesias, Pozos, 2011 |
En las obras de Cristina
Iglesias hay varios motivos que son recurrentes: espejos, laberintos, agua, celosías,
estructuras geométricas y representaciones de topografías artificiales. Hay también usos distintos del espacio: algunas piezas demandan casi un contacto físico, otras son instalaciones
en lugares específicos y otros trabajos –presentados en silkscreens maquetas y videos- son imágenes de proyectos a gran
escala, concebidos para lugares públicos.
Cristina Iglesias, Pozos II (detalle), 2011 |
Su serie Pozos I-V consiste en cinco formas
cúbicas, hechas de granito negro. Vistas en su conjunto, las esculturas podrían
hacer pensar en una exposición de arte minimal.
Sin embargo, tan pronto como el espectador se aproxima a cada pieza, las formas geométricas
revelan un espacio interior, en el que se aprecian entramados de raíces,
hojas, barro y cavidades. Son representaciones artificiales que no aspiran a
ser imitaciones de la naturaleza. Iglesias no se propone ofrecer ni un trompe d’oeil, ni tampoco copias
realistas o convincentes. Por el contrario, ella explora resinas y otros materiales
para mantener la apariencia de una fundición en bronce y en ocasiones agrega el
efecto de patinas plateadas o doradas. La topografía ficticia exhibe su
carácter ficticio, más cercano a la escultura en bronce tradicional que al
reino vegetal.
Dentro de cada estructura el agua fluye, como si fuesen fuentes o pozos reales.
Dentro de cada estructura el agua fluye, como si fuesen fuentes o pozos reales.
Aljibe renacentista en Melilla, España |
Los aljibes y
fuentes fueron elementos notables en la arquitectura tradicional española y
morisca. Usualmente estaban ubicados en patios interiores, al aire libre y
rodeados de las paredes de la construcción. Una práctica que se hizo extensiva
a las casas de las colonias latinoamericanas y caribeñas. Si se piensa en este
referente, en Pozos, los márgenes
entre escultura y arquitectura se vuelven borrosos, como sucede en muchas otras
instalaciones de Iglesias.
Cristina Iglesias, Pozos III (detalle), 2011 |
"El pozo -escribió
Gastón Bachelard, en Las Poéticas de la
ensoñación- es un arquetipo, una de las imágenes más graves del alma humana". Las esculturas de Iglesias
guardan relación con los cuentos de hadas y los recuerdos de la infancia.
Las topografías artificiales son comparables a aquéllas que pueden encontrarse en pesadillas, filmes
fantásticos e historias de hechizos y encantamientos. Iglesias
expande esas visiones intimas o imaginativas hacia el espacio real de la
galería.
Al comentar las
instalaciones de Iglesias el investigador español Javier Maderuelo hizo notar
que sus obras, al igual que
composiciones musicales, pudieran percibirse como variaciones sobre un mismo
tema. Lo mismo podría decirse de Pozos.
Estructuras similares, idénticas concepciones y sin embargo cada escultura
es sustancialmente diferente de las otras. En dos de las obras el agua, chorrea
simultáneamente desde diferentes lugares, en efectos de cascada. En otras dos
asciende desde las profundidades, emergiendo desde una cavidad oscura. En otra
fluye como una corriente de aguas, que se reflejan en las paredes interiores de
granito negro. En cada pozo, Iglesias juega con patinas y topografías
distintas.
Cristina Iglesias, Pozos V (detalle), 2011 |
Bajo la superficie es una intervención en el espacio de la gallería, transformado en una plaza artificial bajo un espacio techado. El lugar se transformó para poder ubicar la escultura de Iglesias debajo del suelo. Se agregaron dos peldaños y se aumentó la altura del piso. La instalación permite confirmar la tensión entre lo público y lo privado que han notado algunos comentaristas de la obra de Iglesias. Bajo la superficie, es una nueva versión de sus Pozos. En ese sentido toda la exposición pudiera compararse con una obra polifónica, en la cual una frase emerge para ser relegada por otra secuencia de acordes y reaparecer con otra ornamentación melódica.
Cristina Iglesias, Bajo la superficie, 2011 |
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