Por Arden Decker
Fragmentos de un texto inicialmente publicado en ArtExperience:NYC, Vol. 1, No. 2, Primavera 2011.
Dr. Lakra en el Drawing Center, Nueva York, 2011 |
Un hombre sometido a un horrendo tratamiento bucal
queda emparentado con una pulga gigantesca.
Un tótem absurdamente largo frente a una copa de brandy. Hombres
tatuados que visten de traje, divinidades hindúes, el retrato de un ‘niño lobo’
mexicano; mujeres desnudas inmersas en actos lésbicos y masturbaciones, tigres
rugientes, citas a carteles de filmes de horror, mujeres de tribus
caricaturescas que cocinan y devoran a un cuerpo humano. Estas son algunas de
las imágenes híbridas que conforman la instalación del artista mexicano Dr.
Lakra en el Drawing Center.
Dr. Lakra, Boceto 3, 2011 |
Dr. Lakra (alias de Jerónimo López Ramírez) es un
tatuador profesional y un artista visual. Desde comienzos de los años noventa
ha combinado ambas prácticas y ha desarrollado un estilo de dibujo que integra
las estéticas del tatuaje tradicional y contemporáneo con elementos figurativos
sacados de historietas, portadas de discos, libros de medicinas, revistas
pornográficas y otras imágenes intrascendentes. A Dr. Lakra –una corrupción ortográfica
de la palabra lacra- le pusieron este
seudónimo tempranamente en su carrera cuando cargaba sus instrumentos para
tatuar en un avejentado maletín de médico. El artista conservó el apodo como un
acto de identificación con la subcultura que él representa. También le permite
asumir la pose de un delincuente creador de marcas en la piel, manchas y
monstruos, en lugar de un abogado o un médico.
Dr. Lakra, SinTitulo (Hiroshima Tomonohira Take-Emon) |
Fue posiblemente su profesión de artista tatuador la
que le permitió evitar que lo clasificaran como un artista que se limitaba
recuperar y revitalizar las viejas polémicas entre la alta y la baja cultura.
Dr. Lakra no examina al ‘otro’ desde la distancia, ni tampoco trata de
inventariar o preservar la cultura vernácula como una especie de archivero o
arqueólogo.
La obra de Dr. Lakra está permeada de mutaciones e
hibridaciones. Existe un gusto notablemente genuino por captar, traducir y
reposicionar esos ámbitos de la sociedad y la historia que son temidos,
rechazados o mantenidos a puertas cerradas. Sus chicas sexys (pinup girls), retratos de familia,
muñecas kewpie (kewpie dolls),
luchadores, etc., han sido expuestas en muchos países durante la última década,
pero su relativamente reciente incursión en el muralismo y su interés por
anticuados tropos de la historia del arte son un atractivo desarrollo del
trabajo de Dr. Lakra.
Dr. Lakra en el Drawing Center, Nueva York, 2011 |
Para la exhibición en la 3 Wooster Street, Dr. Lakra creó lo que podría describirse como un
mural en un lugar específico, hecho con técnicas mixtas, más que un mural
tradicional. Maniobrando con las intersecciones entre dibujo, pintura y el
indeleble arte del tatuaje, Dr. Lakra inunda al espectador con una experiencia
psicodélica y perturbadora que nos enfrenta con necesidades primarias –y las
imágenes que producen- que la sociedad trata de reprimir, contener u ocultar.
El mural a todas luces sigue una secuencia no lineal
y no tiene una narrativa evidente; no obstante, hay oposiciones binarias muy
llamativas (centro/periferia, transnacional/regional, alto/bajo,
cotidiano/exótico, hombre/bestia), que se combinan en visceral y subversiva
mezcla de dibujos y pinturas. Cada pared e incluso las ventanas de la galería
han sido cubiertas con el reparto de personajes de Dr. Lakra. En cada pared hay
una mezcolanza de imágenes surreales. A pesar de la belleza erótica e incluso
fascinantemente imprevisible del mural, mientras más uno se acerca, más
inquietante se vuelve el mundo de Dr. Lakra. El mural presenta un carácter
fantástico, es una pesadilla en tonos sepias, perturbadoramente enraizada en el
mundo real.
Dr. Lakra en el Drawing Center, Nueva York, 2011 |
Abundan las evocaciones de la muerte, pero las
imágenes eróticas y sexuales aparecen con mayor insistencia, a modo de
comentarios sobre la incapacidad del hombre para escapar de sus instintos
primarios o para reconciliar a Eros y Tánatos. Esta preocupación fundamental por el lado oscuro de
la naturaleza humana y la mente del individuo se hace evidente mediante la
incorporación de bestias dentro del mural. Tigres, serpientes y de forma más
notable un par de osos polares que aparentemente luchan hasta la muerte (Dr.
Lakra escarba sobre el tema por medio de rayones dentro de la pintura). He aquí
un recordatorio de que, en definitiva, los seres humanos podrían no haber
evolucionado y todos debemos portar imborrables cicatrices de lo reprimido.
Un sistema orgánico o corporal unifica el espacio,
entretejiendo un dentro y un afuera de cabezas y rostros de una escala humana
imposiblemente larga, ídolos africanos y otros elementos. Cabezas decapitadas y
tatuadas y una sinuosa serpiente dominan la parte superior de varias paredes.
En la parte baja, este sistema se transforma en un paisaje provisto de una
torre de radio, un templo Hindú, una antigua pirámide, pedestales de esculturas
adornados, una mujer obesa desnuda, un hombre encorvado con un bastón y muchos
ejemplos de armaduras medievales, en un modo que recuerdan a las siluetas de
Kara Walker.
Dr. Lakra en el Drawing Center, Nueva York, 2011 |
En el interior de largas ramas o corpúsculos hay
rincones y nódulos dentro de los cuales se han incorporado pequeños dibujos.
En estas obras de pequeño formato, Dr. Lakra privilegia un reparto de
personajes: las omnipresentes pinup girls,
figuras tribales, grupos de mujeres desnudas y a menudo vampiresas, el conocido
actor de cine mexicano Pedro Infante, miembros de bandas de latinos, etc.
Muchas de estas figuras han sido cubiertas con la firma de los tatuajes de Dr.
Lakra y ofrecen la impresión de que el mural está igualmente conformado e
imbuido de la tradición histórica del arte mexicano.
Dr. Lakra se separa de gran parte del arte
contemporáneo proveniente de México, ya que se atreve a dialogar y citar una
tradición artística que se ha devenido casi en malas palabras: el arte
pre-colombino, el realismo mágico, el surrealismo, el muralismo mexicano y el
neo-mexicanismo. Todas esas tradiciones fueron asimiladas por una concepción
nacionalista de “mexicanidad” que ha sido muy atractiva para el mercado
internacional, pero que no refleja los acuciantes problemas que enfrenta el
país.
Dr. Lakra, 2011 |
Dr. Lakra participó
en el movimiento de jóvenes artistas de Ciudad México que comenzó a romper con mitos
aparentemente ineludibles que habían sido perpetuados por las imágenes de la
“mexicanidad”. En su lugar, estos artistas miraron hacia las condiciones de
vida urbanas y los sectores marginales de la sociedad. Compartieron algunos
impulsos conceptuales y se adhirieron a formas estéticas relacionadas con el punk y la cultura DIY, instigando a reclamaciones en favor de los desposeídos y
ejerciendo una crítica de la omnipresente violencia y corrupción que esta
impregnada la sociedad y la vida política de México.
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