Ernesto Menéndez-Conde: Me gustaría acudir
a una cita suya, tomada de su grupo de discusión de Facebook Will the
Internet Destroy Art?
Usted escribió:
5. No creo que el internet esté destruyendo el art. Pero podría estar destruyendo el objeto artístico, algo que ni siquiera los conceptualistas más radicales lograron hacer.
Me parece que esta idea de la destrucción del objeto
artístico apunta hacia la posibilidad de usos estratégicos del internet con
propósitos artísticos, en la forma de video juegos, softwares, y modos de
circulación, interacción y comunicación en la red. De hecho, esto está
ocurriendo con el llamado Internet Art.
John Perreault: Sí, tiene usted razón tendrá que existir un arte digital,
hecho específicamente para la digisphere.
Ya tuvimos el falso comienzo de que era “demasiado nuevo”, para emplear una
frase que vi usada recientemente para describir a un artista que se adelantaba
a su tiempo. Y tuvimos un colapso hacia el 2006, cuando el Guggenheim y el
Whitney en New York y The Tate en London perdieron interés o perdieron sus
fondos para financiar el Net Art. Pero
ahora está resurgiendo. Lo nuevo sólo se acepta cuando ha dejado de serlo. Recuerdo
a un solitario Nam Jun-Paik y a un Les Levine todavía más solo. Y ciertamente a
Juan Downey, haciendo video art a
mediados de los 60. De haber sabido entonces lo que sabemos ahora, debíamos
haberlos acallado y nos habríamos ahorrado la presente plaga de video
instalaciones.
Ernesto
Menéndez-Conde: Sin embargo, en nuestra
era del internet, también estamos asistiendo a un creciente desarrollo de las
instalaciones en lugares específicos, manifestaciones de arte público, collages
e incluso pinturas. Internet puede a todas luces contribuir a la divulgación de
este género de obras; pero éstas no pueden en modo algún reducirse al internet,
ya que precisamente acentúan la importancia del objeto artístico y el contacto
físico directo del espectador con la obra.
John Perreault: Sí, hay mucho más arte,
incluso de ese tipo de arte que usted menciona; pero dudo que la mayoría de las
personas quieran tener contacto físico o incluso mirarlo. Hay tanto arte hechos
para cursos de maestría en Bellas Artes, tantos
tarecos que uno tiene que cargar consigo durante toda la vida. A su mamá
no les gustan y a sus hijos tampoco les gustarían. En la actualidad si uno no
ha vendido su arte antes de graduarse muy bien que podría darse por vencido y
tirar todos sus ejercicios de clase en un basurero que amablemente se ponga a
su alcance el día de la graduación. Uno es un fracasado.
Sólo recuerde esto: Los coleccionistas podrían decirle
que se desviven por el objeto físico –ellos creen que tiene un mayor valor-;
pero una vez que lo compran raras veces miran lo que han adquirido. O ni
siquiera lo desempaquetan. De ese modo ahorran tiempo y lo tienen listo para la
casa subastadora, cuando llegue el momento de sacarle dinero. El arte no
sobrevive como objeto, sino como publicidad.
Las cosas duran mucho más allá de su fecha de caducidad. Los
objetos y las instituciones dejan atrás algunos residuos que pueden ser tomados
equívocamente por los objetos y las instituciones mismas. Es como el entierro o
el entierro parcial de los sedimentos de una casa que se ha convertido en
escombros. A veces los edificios se construyen sobre sus antiguos cimientos.
Pero en lo que se refiere al arte, lo dudo mucho.
Aunque conjeturo que el objeto artístico está
agotado, yo todavía sigo haciendo “pinturas”, pero esto ya no tiene mucho que
ver con hacer objetos físicos que sean vendibles. Hacerlas es como realizar
investigaciones filosóficas, escribir crítica de arte o practicar yoga.
Ernesto Menéndez-Conde: ¿Cómo en
específico podría el internet destruir el objeto artístico?
John Perreault: Tal vez no lo sepas, pero una vez yo fui un profeta, de
modo que debo ser muy cuidadoso con lo que digo.
En 1998 yo leí un trabajo en
la 16t International
Conference of the International Association of Art Critics, que aquel año
se celebró en Tokio. Se llamaba In
Touch: The Internet and the
Re-Materialization of Art. (En contacto: El internet y la re-materialización
del arte). Yo comencé con la idea de que el uso creciente del internet crearía
una suerte de déficit táctil y que habría un resurgir de la artesanía en
particular. ¡Ah! Me equivoque.
No obstante, en otro sentido fui un clarividente. Predije
Facebook y muchas otras cosas:
-El internet es para personas que en lugar de amigos
prefieren a amigos por correspondencia (pen-pals).
-El internet significa que puedes hablarle a
desconocidos, revisar tu cuenta de banco, comprar acciones y consultar con tu
agencia de viaje en paños menores o incluso con menos ropa. Internet significa
que nunca tendrás que bañarte, afeitarte, pelarte, estrechar las manos. Sé de
un pionero de la programación en el sur de California que nunca salió de su
apartamento y nunca se puso ropas. ¿Es éste el nuevo ideal? ¿El ermitaño
electrónico vs. la carne? Carne es el término que los ermitaños electrónicos
usan para el cuerpo.
-Cuando el poeta Walt Whitman celebró “the body electric”
(cuerpo eléctrico) no se
refería al internet.
-Sólo sabes quién eres cuando tienes una dirección de
correo electrónico y un sitio web.
-Eres las identidades que te inventas. El Tú que crea las
identidades es a un mismo tiempo el problema y la solución.
-Cazar y reunirse han sido desplazados por el acto de comprar.
Buscar ha sido sustituido por ser vigilado y ser buscado. Somos agujeros. En
lugar de buscadores de información, somos la información buscada.
Pero volviendo a tu pregunta,
debemos recordar que la televisión no destruyó las películas. Sólo ofreció un
sistema de distribución más eficiente. Mi conocimiento básico de las películas
proviene de verlas por la televisión, cuando era muy pequeño. Había algo
llamado Million Dollar Movies en uno de los canales de televisión
neoyorkinos y ellos repetían la misma película cada tarde, durante toda la
semana. La transmisión de
videos por el ordenador es ahora un sistema de distribución todavía más
eficiente. Los filmes no fueron destruidos por la televisión, pero las casas
distribuidoras si lo fueron. Netflix es el golpe mortal para los multicines.
De un modo semejante, el internet no destruirá el arte,
pero destruirá las galerías y museos, incluidos los libros de arte. El Google Art Project ofrece mini-tours de
unos 17 museos (desde el MoMA hasta los Uffitzi) . Giras que uno puede hacer en
su propio tiempo, ampliando las imágenes, moviendo el ‘ojo’ hacia la izquierda,
hacia la derecha e incluso yendo a detalles virtualmente microscópicos. Cuando Google Art Project se imponga, el acto
de mirar el arte se convertirá no sólo en algo menos social de lo que ya es;
sino también en algo menos agotador para los pies y que consumirá menos tiempo.
Y será más saludable. No más turistas tosiendo. Por supuesto que sólo serán imágenes
de imágenes, pero las imágenes de imágenes son mejores que el objeto real. Las
imágenes son frescas y no hay escala. Y uno no tendrá que ajustarse a las
variaciones de la iluminación. Uno podrá mirar a Picasso y a la cama de Tracy Emin, mientras almuerza.
Yo me equivoqué en 1998 al dar por sentado que lo táctil
y lo físico eran necesidades universales. Lo que no tuve en cuenta fue que hay
muchísimas personas a quienes no les gusta lo físico. No les gusta tocar ni ser
tocadas. Viven en el miedo al polvo, a la suciedad, a los olores y a los
gérmenes, posiblemente porque hay muchos lugares en el planeta que están abarrotados
de personas que no conocemos.
Pero si me permite darme el gusto de otra profecía, lo
peor está por venir. Me han dicho que hay gente que compra tierras y construye
casas en internet en sitios como Secondlife.com, donde uno no sólo puede
cambiar de identidad –su edad, su sexo su color de piel- sino que puede vivir
suntuosamente. Los apartamentos y las casas son más baratos que cualquier
espacio físicamente habitable. Uno no tiene que preocuparse por la calefacción,
el aire acondicionado, la plomería ni los vecinos ruidosos. Ni tampoco por la
limpieza. ¿Y qué es lo que uno compra para poner en las paredes? ¡Arte!
John Perreault
Hair Skirt
(Falda de cabellos)
para el Fashion Show Poetry Event(Evento de moda y poesia), Center for American Interrelations, 1968.Cortesia John Perreault |
Ernesto
Menéndez-Conde: Desde 1965, cuando
usted hizo su primera exposición personal en la One Eleven Gallery en New York, usted ha estado involucrado en
el ambiente artístico como artista y como crítico de arte. ¿En su opinión
cuáles son las diferencias fundamentales entre el papel del arte socialmente
comprometido en la actualidad y el de mediados de los sesenta?
John Perreault: Muchos artistas protestaron contra la Guerra en
Vietnam. Virtualmente ninguno lo ha hecho contra la Guerra en Iraq. A mediados
de los sesenta muchos artistas criticaron las instituciones y el mercado del
arte. Muy pocos lo hacen en la actualidad, o al menos no de un modo directo. Hay
poco “arte socialmente” con la excepción de algunos creadores como Rirkrit
Tirvanija, que es muy sutil o tal vez Oliver Herring. Y cruzo mis dedos con
respecto a The Bruce High Quality
Foundation.
Había una consigna gubernamental en los
Estados Unidos, durante la Segunda Guerra Mundial: Loose lips sink ships (labios sueltos hunden a los barcos1).
Esta es la consigna de los artistas de ahora: los barcos serían el mercado de
arte y el sistema basado en el mercado de arte. Ambos, en última instancia, se
derivan de las ganancias excesivas que se hacen en otra parte, de maneras que
los artistas, como siempre, no se atreven a reconocer. Recuerdo que en algún momento, durante los años
60, a un grupo de artistas que desde el punto de vista político no tenía pelos
en la lengua no tuvo ningún tipo de escrúpulos en aceptar ser representado por
una distinguida galería, cuyo capital provenía de una compañía que producía
napalm.
Mi respuesta es que lo que usted llama “arte
socialmente comprometido” se ha extinguido o ha claudicado y los jóvenes
artistas emergentes lo saben muy bien. Si usted quiere ganarse la vida con su
arte, usted se ha metido en problemas. Dé clases o perezca. Cásese con alguien que
tenga dinero. De otro modo, si usted quiere vivir con la conciencia limpia, cambie
la definición de arte y de arte exitoso.
Notas.
1Una traducción más exacta
sería “en boca cerrada no entran moscas”. Aquí he optado por una traducción más
literal, para conservar el sentido de la comparación que Perreault establece a
continuación.
Pensamiento brillante y moderno, estoy completamente de acuerdo con John Perrault.
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