Galería 23 y M. Galería de Arte Contemporáneo

En 1968 esta fue, durante dos meses y medio, la Galería 23 y M o Galería de Arte Contemporáneo

El martes 9 de enero de 1968, como parte de las actividades con motivo del Congreso Cultural de La Habana, se inauguró oficialmente la Galería 23 y M (se había abierto unos meses antes, con motivo del Salón de mayo). Era un complejo cultural dedicado al arte moderno. Fue un proyecto ambicioso. Contaba con cuatro salas de exposiciones, una biblioteca -donde podrían consultarse publicaciones como Cinema Nuovo, Japan Architecture, Ballet Today, Opus, Mobilia y Cahiers du Cinema- y una discoteca. El sótano pensaba destinarse a puestas en escena de teatro experimental, mientras el tercer piso se reservaría a conferencias y proyecciones fílmicas. En las áreas verdes se montarían esculturas y habría un guiñol. Los arquitectos Mario Coyula, Rallo y Gallardo se encargaron de remodelar la Funeraria Caballero, ubicada en pleno corazón de la Rampa, y adaptarla a las necesidades del centro cultural. Para sus paredes interiores optaron por una estridencia cromática, inspirada en los escenarios del exitoso filme francés Los paraguas de Chersburgo. 

Fotograma de Los paraguas de Chersburgo

En la muestra inaugural participaron treinta y un pintores y siete escultores. La exposición ofrecía una visión panorámica de las tendencias prevalecientes en Cuba, desde vanguardistas como Abela, Amelia Peláez, René Portocarrero, Ernesto González Puig y Mariano Rodríguez hasta pintores y escultores enfrascados en representaciones de temática social, como Lesbia Vent Dumois, Adigio Benítez, Orlando Suárez y José Delarra. Se exhibían abstraccionistas como Martínez Pedro, Pedro Arrate, Santoserpa, Francisco Antigua y Eugenio Rodríguez. También se incluyeron los trabajos op art de Loló Soldevilla, las tintas de Raúl Milián, las obras neofigurativas de Servando Cabrera Moreno y Orfilio Urquiola, los lienzos Pop de Raúl Martínez y la pintura naif de Ruperto Jay Matamoros. En el primer piso se expuso una tela de Wifredo Lam, complementada por una pieza de música concreta de Juan Blanco. En la entrada se colgó el mural Pelea de gallos, realizado por el pintor francés Eduard Pignon, quien había asistido al Salón de Mayo y nuevamente se encontraba en La Habana, como invitado al Congreso Cultural. Frente a la galería, en el Pabellón Cuba, se abrió una muestra dedicada a los problemas económicos, culturales y sociales por los que atravesaban los países de Asia, África y América Latina. El arte moderno colindaba con las políticas antimperialistas y anticolonialistas del gobierno cubano, como mismo supuestamente ocurría en la «conciencia universal» de los intelectuales que visitaban la isla.

Edouard Pignon. Pelea de gallos, 1968

A la inauguración asistieron prestigiosas figuras internacionales como Adolfo Sánchez Vázquez y el escritor francés André Pieyre de Mandiargues, premio Goncourt 1967. Por aquel entonces se encontraban en La Habana críticos de arte como Herbert Read, John Berger y Susan Sontag, además de artistas como Vasarely y Antonio Saura, entre muchos otros, quienes posiblemente también fueran al evento. 

Aunque se anunció como una sala permanente, la Galería de Arte Contemporáneo tuvo una existencia muy breve. En enero se expuso la muestra Tintas, de Caridad Calvo. El 2 de marzo René Ávila presentó Letrografía, un conjunto de obras basadas en la abstracción. A mediados de mes se inauguró Óleos, litografías, grabados en plástico, de Antonio Canet, un pintor de temáticas que celebraban la nueva sociedad. Pocos días más tarde, durante la Ofensiva Revolucionaria, el centro cultural fue clausurado por el gobierno. Sin eventos internacionales que se realizaban en La Habana, las autoridades parecen haber visto la Galería de Arte Contemporáneo como un centro transgresor, no por las obras que se presentaban, sino por el público. Como escribió Mario Coyula, el sitio era concurrido por jóvenes que escuchaban a los Beatles a escondidas, se dejaban crecer la barba, llevaban el pelo largo, lucían collares y usaban pulseras de semillas. Al parecer a las autoridades cubanas les desagradaba que los asiduos a la Galería de Arte Contemporáneo no fuesen ni obreros ni cederistas, ni miembros de la UJC; sino jóvenes tenidos por homosexuales, hippies, pepillos o ‘enfermitos’. La Rampa y las zonas aledañas eran espacios citadinos donde se reunían todos aquellos cuyos comportamientos caían bajo la clasificación de ‘conducta impropia’. «Castro clausuró por contrarrevolucionario el Museo de Arte Moderno», dijo Carlos Franqui. En otro momento, afirmó: «al museo le entraron a mandarriazos, en una operación encabezada por el escritor Lisandro Otero». ¿Significa esto que los simpatizantes del gobierno destruyeron algunas de las esculturas que se mostraban?, ¿la emprendieron contra las paredes con colores sicodélicos?, ¿contra los estantes donde se encontraban las publicaciones provenientes del mundo capitalista? Lamentablemente, el autor no explicó a qué se debieron los mandarriazos. 

Galería de Arte Contemporáneo durante las fechas en que fue cerrada.

El cierre de la Galería de Arte Contemporáneo es uno de los acontecimientos más llamativos -y poco conocidos en la actualidad- del recrudecimiento de la represión contra los jóvenes que merodeaban la Rampa. Por esas fechas, en las multitudinarias aceras de la calle 23, la actriz comunista española Ana Lasalle, acompañada por otros extremistas, asaltaba a los transeúntes, tijeras en mano, para cortarles el cabello, las minifaldas o los pantalones de mezclilla (una anécdota que han corroborado muchísimas personas). El 25 de septiembre de 1968, la policía hizo una redada y cargó con miles de personas que visitaban la heladería Coppelia y otros centros nocturnos del área. Tres días más tarde, en un discurso para conmemorar un nuevo aniversario de la fundación de los CDR, Castro se refirió a los «seres extravagantes» que divulgaban las modas capitalistas y que era preciso reformar mediante el servicio militar y la incorporación a las labores productivas.

La Habana, 23 y L, 3 de mayo de 1968