30/3/13

Los visitantes de Ragnar Kjartansson


The Visitors (2012), del artista islandés Ragnar Kjartansson es un buen ejemplo de una obra de arte contemporánea que apenas requiere explicaciones suplementarias. Inmediatamente cautiva a los espectadores con la banda sonora, el escenario para cada video, el empleo del espacio de la galería y la interpretación que hacen los músicos que participaron en la pieza. Escribir sobre The Visitors podría conspirar contra el disfrute que producen las imágenes. Por lo tanto, me limitaré solo a unos pocos comentarios sobre una serie de oposiciones, tal vez demasiado obvias, en el trabajo de Kjartansson, con la esperanza de que contribuyan a apreciar el video de canales múltiples como una forma de pensar el presente.


Repetición/Diferencia. The Visitors muestra un ensayo hecho por un grupo de músicos. Los interpretes se encuentran en una casa antigua de dos plantas, grabando una canción, cuya letra repite continuamente: “Una vez más caigo en mis maneras femeninas”. Es llamativo cuán bien acopladas están las voces y los instrumentos musicales. Supongo que para llegar a lograr semejante armonía, debieron existir innumerables ensayos anteriores. De este modo la repetición se sugiere en la sincronía entre los músicos, del mismo modo que está ya implícita en la construcción gramatical “una vez más”. La obra dura 64 minutos, durante los cuales los intérpretes ensayan tres veces la canción, agregando pequeñas variaciones en cada ocasión.

Como la banda sonora proviene de las cuatro paredes de la galería, The Visitors no solo acentúa el carácter espacial de la música-que podría perderse en muchas otras grabaciones-; sino también el papel individual de cada intérprete. Kjartansson ubicó a los músicos en distintos lugares de la casa, y vemos a cada uno aisladamente, en cada una de las pantallas. No hay modo de mirar los nueve videos al mismo tiempo, de forma tal que los espectadores están siempre expuestos a escuchar una voz o un acorde que surge de una pantalla que no es la que se está viendo en ese preciso instante. Esas notas musicales interrumpen continuamente la repetición. Los intérpretes también cambian su disposición de ánimo, sus gestos o sus instrumentos musicales. Algunos se comportan de un modo excesivamente dramático, mientras otros actúan de un modo más apacible. Las diferencias están integradas a la repetición. Apuntan a las individualidades, a cada músico como  un ser humano que interpreta la música de un modo personalizado, aunque tenga un papel muy específico dentro del conjunto.


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