
Ariana Hernández Reguant me ha envíado este poema de Charles Simic y su traducción. Además, ha tenido la gentileza de redactar una breve nota biográfica sobre el poeta.
Charles Simic: Entre exiliados (traducción de Ariana Hernández Reguant)
Charles Simic fue el poeta laureado en 2008 en los Estados Unidos. Originario de Belgrado, en la antigua Yugoslavia, vivió la Segunda Guerra Mundial alli, y en 1954, a los dieciseis años, emigró a los Estados Unidos con su madre y su hermano. Tiene publicados más de sesenta libros de poesia y es también traductor de poesia serbia, croata, eslovenia y macedonia. El poema apareció en el New York Review of Books en 15 de mayo del 2008.
Este es un poema sobre el paso del tiempo en el exilio, y sobre los múltiples pasados que oculta la nostalgia compartida....
ENTRE EXILIADOS
Uno podía conocer a ex ministros del gobierno,
Profesores universitarios, sacerdotes depuestos y militares,
Dando de comer a las palomas desde un banco del parque,
Fijando la vista en periódicos extranjeros
Y diciéndole a todo el mundo
Que es inútil marearse buscando la verdad.
Sobre la utilidad del asesinato para mejorar el mundo,
Tenían muchos recuerdos amargos,
Cuando se juntaban en sus mal iluminadas cocinas,
Recortando cupones de descuento,
Acomodándose sus flojas dentaduras postizas,
Mientras esperaban que hirviera el agua.
Comían en restaurantes con camareros aún más viejos,
Músicos cuyas manos temblaban,
Al arrancar sonidos a sus instrumentos,
Provocando sollozos en alguna viuda alegre
Al escuchar la canción favorita de su marido,
El hombre que mandó a miles a la muerte.
Among the Exiles
By Charles Simic
One met former cabinet ministers,
University professors, defrocked priests and officers,
Feeding pigeons from a park bench,
Squinting into foreign newspapers
And telling anyone who asked
Not to bother their heads about the truth.
On the use of murder to improve the world,
They had many bitter memories
As they huddled in their dim kitchens,
Clipping supermarket coupons,
Shifting the loose dentures in their mouths
While waiting for the tea kettle to boil.
They ate in restaurants with waiters older than themselves,
Musicians whose hands trembled
As they picked their instruments
Making some giddy widow burst into sobs
On hearing the song her husband loved,
The man who sent thousands to their deaths.